Hacía mucho que no venia por acá, sin temor a equivocarme, un año ya, bueno, ¡al menos no deje pasar tantos años como la última vez! Ahora mismo suena amor sin fin de Adanowsky, ¡Oh dios, cuanta paz me transmite esa canción! Y bueno, quienes me conocen, quienes me conocen de verdad, saben la calma que me da escribir, así que aquí voy... acabo de terminar mi documento de titulación, por fin me han dado mi dictamen, así que señores, ¡Por fin voy a terminar la maestría!
¿Saben? Hace una semana atrás me puse a leer mis viejos diarios, diarios que me han acompañado desde el 2013, en donde he escrito mis tristezas, mis rabietas, mis alegrías. Diarios que me han permitido verme a través del tiempo, y me sorprendí, por dos días estuve en shock, me costo entender quien realmente soy, y ver que a pesar que he avanzado, hay muchas cosas que no han cambiado. Ya no quiero eso. Yo siempre he pesando que juzgarse es de sabios, que hacer introspección de tu persona te ayudará a mejorar, a encontrar un mejor lugar, y al leer mis diarios me di cuenta de cosas que no estaba viendo, y me rompí.
Me rompi cuando el 5 de enero del 2020 leí uno de mis sueños y miré que no he llegado hasta ahí, que con el paso del tiempo perdí el enfoque y me concentre en cosas banales, y con esto no reniego de nada de lo que he vivido, pero me duele mucho no haber aprendido a tiempo. A partir de ese momento el chip cambio, y creo que este tiempo de descanso me ha ayudado, a leer, a aprender, a entender. Al menos he logrado concluir la maestría y ese fu uno de mis sueños del 2019.
No sé si tiene sentido lo que les estoy diciendo ahora, no sé si lo logren entender, pero lo único que trato de decir, es que en octubre cumplo 30 años, 30 años de sufrir, de reír, de aprender, de resistir, porque cuando miro para atrás, hay muchas cosas que logro rescatar. Y aunque me he perdido un poco en el camino, ahora sé que me voy a enfocar más, a lo que quiero, a lo que he soñado desde un par de años atrás. Ahora sé que si antes iba sin miedo, ahora sé que no habrá nada que me detendrá. Porqué hace falta mucho para que yo pueda claudicar....
Y nada, que solo me queda decirles que nunca pierdan el enfoque, que no hagan a un lado sus sueños, que vivan, no solo para pasar las hojas del calendario, si no para disfrutar.
Agosto, 2025.
No hay comentarios:
Publicar un comentario